Un complejo de monoambientes para personas trans impulsado por una monja

Un complejo de monoambientes para personas trans impulsado por una monja

 

Inclusión y oportunidades: Mónica Astorga Cremona fue quien entendió las luchas del colectivo y logró consolidar el proyecto luego de lidiar por 10 años.

A pesar de la situación pandémica actual la provincia de Neuquén cortó cintas e inauguraron 12 monoambientes que fueron entregadas en formato de comodato. Las mismas representan una solución habitacional permanente para una docena de personas trans que se encontraban en una situación de vulnerabilidad

Estos monoambientes son exclusivos para este colectivo por lo que si en caso de fallecimiento de alguna habitante del monoambiente, el mismo, será transferido a otra compañera.

Para consolidar esta apertura a la inclusión en el terreno donde están colocados los departamentos fueron cedidos al monasterio por el municipio y con fondos aportados por el Gobierno provincial.

Entre los relatos de agradecimiento y emoción uno de los testimonios, Paola Guerrero, de 46 años; que entre emociones y lágrimas confesó a Telam la felicidad que le producía el hecho de tener un hogar y poder levantarse a la mañana y darse una ducha caliente sin miedo enfermarse, ya que tenían que muchas veces cruzar un patio para usar un baño compartido con ventanas donde entraba viento.

La monja muy entusiasmada expresó a telam: "Esto tiene que servir de puntapié inicial, porque si una monja pudo hacer realidad su sueño, ¡cuánto más puede hacer el gobierno!"

Por otro lado, la Directora de Promoción de Derechos del Gobierno de Neuquen, Alejandra Rodríguez Carrera, expresó que "esto es único porque posibilita cambiar la realidad de estas sobrevivientes, fueron muy golpeadas por la vida",  ya que han vivido diversas adversidades como la  "expulsión familiar", la "discriminación"  que impide que puedan tener oportunidades para poder estudiar, formarse y trabajar dignamente.

Este hecho  fue un puntapié para continuar mejorando la calidad de vida del sector, para tratar de aminorar las deudas que tenemos como sociedad ante un colectivo donde su expectativa de vida es de 40 años ya que son asesinadas por el odio y la intolerancia social.

Por Sofía Echazarreta