Memes, audios, videos, reflexiones y homenajes a los profesionales. La popular mensajería tiene su pico de uso en estos día donde la casa es un limitante de los encuentros, y el salvavidas está en la palma de la mano.
Abro el celular, y veo que tengo más de 60 mensajes, de 6 conversaciones diferentes. Ninguna es un chat personal, todos son de grupos. Abro cada uno, y veo que son solo videos, memes y audios. No hay ningún mensaje que vaya destinado a mí en particular, y supongo que varios de estos contenidos se van repitiendo al pasar los grupos.
Esta época que estamos atravesando no se podría pensar sin internet. No hablo de Netflix, YouTube o las redes sociales en particular. Lo fundamental es el tener cómo llegar a nuestras relaciones, que están fuera de los muros del hogar. Es el mostrarle a otros que estamos haciendo algo productivo (o no), y pasar el rato, como norma.
Como si se tratase de un efecto contagio, cada día millones de personas en Argentina están reenviando mensajes, y de la misma forma los reciben para luego volver a compartirlos. Aparecen chistes repetitivos luego de un largo día, y hay momentos de hace unos años, que vuelven a la luz para tocar la fama nuevamente. También hay materiales que van desde revolver el baúl de los recuerdos, hasta desafíos de subir fotos con tus amigos, de viaje, haciendo deporte, arriba del escenario. Todo lo que sea para sobrevivir a esta situación.
Hay creativos que están haciendo su propio material para grupos, o saben que este momento es ideal para pasar a la fama como el gracioso de la cuarentena. Los ojos de todo el mundo están puestos en el celular, y ya se festeja cualquier innovación.
También hay espacio para recomendaciones y consejos de eruditos del tema, que cuentan con cadenas de reenvíos, para que todos puedan sentir que están colaborando con la causa. No puedo olvidarme de las cadenas de agradecimiento que están programadas, donde su verdadero poder pasar por Whatsapp, cuando se alerta a todos el momento exacto que hay que acercarse a la ventana.
Toda esa seriedad es solo pasajera, es de unos momentos, para luego llegar a las clásicas jodas que circulan diariamente. Hay espacio para la desinformación, donde tanto compartir las noticias y las sugerencias, puede llevar a las que son falsas, ya que nadie se toma el trabajo de checkear la veracidad, porque están más preocupados en reenviarla a otros. Y así, sucesivamente.
¿Puede colapsar internet?
El abuso de Netflix, sumado al extenso uso que se le está dando a las redes sociales, y un mayor consumo de YouTube han hecho que internet sea más necesario que nunca. En esta línea, hay un cierto temor a que finalmente baje la calidad del servicio, y las conversaciones con video son un claro ejemplo de su desgaste.
Si bien cada proveedor de internet puede trabajar de una manera diferente, el factor común es la gran demanda que tiene la gente. Además de necesitarlo para trabajar, esta hipérbole de consumo tiene su foco en que todos se desconectan del celular o compu por unos minutos, y se reconectan para repetir el circulo.
En otros países se ha alertado sobre la posibilidad de estos desgastes, y se habla como una emergencia, casi a la altura del coronavirus. Y si, es que si se cortan estos servicios, ahí empezará realmente la cuarentena, y en este caso, peor que nunca.