La presión por encajar en la tendencia de moda puede generar frustración o comparación, especialmente en adolescentes. El fenómeno no es nuevo ni provocado por las redes, pero estas plataformas multiplicaron su visibilización. ¿Alcanza con la "Ley del Influencer" que aprobó España?
POR MELISA AVOLIO
El deseo de ganar “likes” e “imitar” al influencer de moda para así encajar en la tendencia puede convertir a las redes en plataformas de validación social, donde la forma de vestir se aleje de la creatividad o la autoexpresión para perseguir un ideal impuesto, a veces por filtros de TikTok o Instagram, que llega a edades cada vez más tempranas.
"La crema perfecta", "el look ideal", "el labial más buscado": el fenómeno no es nuevo ni provocado por las redes, pero estas plataformas multiplicaron su visibilización como trampolines en la búsqueda por retratar un estilo de vida con el que nos identificamos o al que queremos llegar.
La clave es que las referencias generen “inspiración y no frustración”, reflexionó Paula Martínez, psicóloga, especialista en moda e imagen personal (@soypaulamartinezok en Instagram).
Las plataformas, además, allanaron un camino donde a veces se desdibujan los contenidos publicitarios de los genuinos u orgánicos, dando lugar a la pérdida de autenticidad y a la amplificación de riesgos en temas que impactan en la salud mental o física.
El 24 de enero, la ciudad de Nueva York declaró a las redes sociales como "amenazas para la salud mental" de los menores por sus "características adictivas y peligrosas".
En tanto que este miércoles, esa misma ciudad presentó una denuncia formal contra cinco de las grandes tecnológicas que albergan las principales redes -TikTok, Instagram, Facebook, Snapchat y YouTube- por "alentar una crisis de salud mental entre los menores en toda la nación".
"LEY DEL INFLUENCER"
España aprobó el año pasado una norma conocida como la “Ley del Influencer”, que entrará en vigencia en el primer trimestre de 2024 y abarca a creadores con una cantidad igual o superior a 2.000.000 de seguidores, ingresos superiores a 500.000 euros, y que hayan realizado en alguno de los servicios al menos 24 videos en el ejercicio anterior.
La ley obliga a estos "influencers" a diferenciar claramente en sus videos entre lo que es publicidad y lo que no, si no se someterán a grandes multas. También se prohíbe la publicidad de tabaco, cigarrillos electrónicos, alcohol, ciertos medicamentos, productos azucarados y apuestas.
Especialistas coinciden en que la "Ley del Influencer" en España se queda corta por abarcar una mínima porción de creadores, pero que es un primer paso para que existan "reglas de juego" en un negocio cuya actividad publicitaria a veces supera a la de los propios medios de comunicación.
Cómo se inserta la moda en este universo
En el contexto de las redes sociales, por un lado, “el acceso inmediato a la moda global invita a las personas a una mayor experimentación y creatividad en la elección de prendas”, sostuvo Martínez.
En este plano, consideró que “la ropa, como parte de la imagen, se ha convertido en un vehículo poderoso para comunicar la identidad y el estilo personal”.
Pero por otro lado, agregó, las redes también han “introducido dinámicas que pueden desafiar la autenticidad al fomentar la conformidad con ciertos estándares visuales”.
Gaba Najmanovich, consultora de tendencias de consumo, dijo: “la velocidad de surgimiento y muerte de las tendencias virtuales lleva a un consumo voraz de objetos: ¿cuánto tiempo tenés para ser ‘coquette’? (estética que muestra encajes, volados, lazos y colores pasteles)”. “Ser parte de un trend online demanda agilidad estética y consumo acelerado”.
"Las redes, yo estoy llamándolas más que nada redes de entretenimiento porque son cada vez menos sociales, tienen impacto en la percepción de cómo me veo. Estamos viendo un interés sorprendente en el intervencionismo desde edades muy tempranas, con adolescentes con botox y hialurónico. Es como si el filtro de Instagram de repente se llevara a la realidad con la intervención de agujas", advirtió.
Videos “GRWM”
Acrónimo en inglés de “Get Ready With Me”, algo así como “preparate conmigo”-, los videos GRWM se transformaron en una tendencia en redes, “donde los usuarios arman una narrativa en torno al vestirse”.
Se trata de un clip que muestra el proceso de cómo alguien se prepara en su vestimenta, cuidado de la piel, pelo o maquillaje para un determinado acontecimiento. Puede ir desde lo cotidiano a lo extraordinario, desde ir al dentista hasta una gala de premios.
“Las redes son espacios de presentación, donde también se empuja a los chicos a concebirlas como ‘el lugar’ donde mostrar y construir su identidad. Allí se cristaliza un ‘storytelling’ (desarrollo de una historia) personal donde cada uno construye y expresa distintos costados de su identidad”, expresó Najmanovich.
Tendencias e identidad
Para Martínez “las tendencias difundidas en los medios y las redes sociales pueden influir en la elección de vestimenta, exacerbando la necesidad de pertenecer y ser aceptados (una tendencia natural, dado que las personas nos movemos en la dicotomía de pertenecer y al mismo tiempo diferenciarnos a través del vestir)”.
“Las tendencias, a veces, pueden llevar a buscar la validación social a través de la conformidad con ellas; y la obtención de ‘likes' puede desencadenar una necesidad de aceptación, impactando la autenticidad en la expresión personal”, explicó.
Por eso consideró importante “equilibrar la adopción de tendencias con la preservación de la individualidad”.
"Inspirarse en las tendencias está bien, siempre que sea desde la integridad de la propia identidad”
Para Najmanovich, “la convivencia de tantas trends en paralelo y a nivel global empiezan a abrir una oportunidad para crear identidades y estilos más fluidos”. Consideró que “las trends de redes no son necesariamente las tendencias que vemos en la moda”, porque ese sistema “se desdobló”.
“Lo que vemos en las redes es un juego de estilos donde se lleva al frente el rol creativo del consumidor, pero la industria va por otra vía. En este sentido, las marcas están siendo desafiadas a adoptar todo lo que pasa en las redes, pero no les da el tiempo físico para llevarlo al producto, entonces se suben a las trends desde las comunicaciones”.
La búsqueda de inspiración sin imitación
Sobre "los influencers de moda", Martínez expresó que "desempeñan un papel destacado en la configuración de las tendencias y en la forma en que las personas abordan el vestir en la era de las redes sociales"."Su impacto positivo radica en la inspiración que proporcionan, mostrando combinaciones únicas y perspectivas frescas que pueden alentar a otros a experimentar con su propio estilo".
Sin embargo, indicó, "también hay un aspecto negativo, cuando la función de inspiración se convierte en imitación".
"La línea entre la admiración y la pérdida de la propia voz puede volverse borrosa y no solo en la moda, sino también en el efecto psicológico al provocar sensaciones de frustración, ansiedad, comparación, etc."
La especialista comentó que "es común escuchar en consulta, a mujeres padecer la comparación con influencers, y la frustración y limitación en el vestir que ello genera, al decir 'no puedo tener ese estilo', 'no me queda como ella'”.
"Es crucial que las personas vean a los influencers como fuentes de inspiración y no como reglas estrictas a seguir", sostiene Paula Martínez
"Desde una mirada constructiva para el propio estilo, se trata de que prevalezca la expresión personal por sobre la copia de looks. Es decir, de tomar estilismos como referencia y recrearlos desde la individualidad", expresó.
Asimismo, agregó que "desde una mirada consciente y responsable, también es importante, la calidad de influencias que se toman como referencia. Es fundamental que las referencias sean positivas para la persona, es decir, que genere inspiración y no frustración".
"Para ello, es crucial que las personas vean a los influencers como fuentes de inspiración y no como reglas estrictas a seguir. Adoptar directamente las elecciones de otros puede derivar en sentimientos negativos hacia sí mismos, alejar a la persona de su identidad, y limitar esa expresión única".
"La moda debería ser un lienzo para nuestra creatividad y una herramienta lúdica de expresión personal", concluyó Martínez.