Sin vacuna ni tratamiento específico, el oropouche se expande rápidamente, encendiendo las alertas en Brasil y otros países de la región.
El virus del oropouche, un patógeno poco conocido pero altamente preocupante, ha comenzado a propagarse en América Latina, generando inquietud entre las autoridades sanitarias. Recientes casos en Brasil, donde dos mujeres fallecieron, han puesto en evidencia la peligrosidad de este virus transmitido por la picadura de mosquitos, para el cual no existe vacuna ni tratamiento específico.
El oropouche, identificado por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago, ha resurgido con fuerza en las últimas décadas, afectando principalmente a países como Brasil, Perú, Colombia, y más recientemente, a Cuba, donde se reportó un brote inicial. En Europa, también se han registrado casos en España, Italia y Alemania, vinculados a personas que viajaron a zonas afectadas.
Este virus se transmite a través del mosquito Culicoides paraensis, un vector común en varias regiones de América Latina. Los síntomas del oropouche son similares a los del dengue e incluyen fiebre, dolor de cabeza, náuseas y dolores articulares, aunque en un 60% de los casos los síntomas pueden reaparecer después de la primera infección.
Lo que más preocupa a los expertos es la posibilidad de complicaciones graves, como encefalitis y meningitis, así como potenciales riesgos durante el embarazo, incluyendo la microcefalia en recién nacidos. A pesar de la gravedad, aún no se han desarrollado tratamientos específicos, y las medidas preventivas se centran en evitar las picaduras de mosquitos.
El cambio climático y la deforestación están facilitando la propagación del oropouche, aumentando el riesgo de que el virus se convierta en una amenaza más amplia. Sin una respuesta coordinada y efectiva, la expansión de este virus podría seguir los pasos de otras enfermedades transmitidas por insectos, como el dengue y el zika, marcando el comienzo de un nuevo desafío para la salud pública global.