Por qué un síntoma de adicción a estas plataformas es el ‘miedo al perderse algo’.Este fenómeno conocido como FOMO, siglas en inglés de ‘fear of missing out’, puede generar un impacto negativo en el bienestar de las personas.
El síndrome FOMO, acrónimo en inglés de “Fear of Missing Out”, puede generar una presión social para participar en eventos o actividades que no son realmente importantes o necesarias para uno, y puede afectar a la toma de decisiones y al bienestar emocional.
El síndrome FOMO se ha vuelto cada vez más común con el auge de las redes sociales y la cultura de la comparación constante en línea, germen de conductas adictivas. Se ha relacionado este síndrome con la adicción a Internet y con un uso problemático de Facebook, ya que esta plataforma fue pionera en integrar las notificaciones de actividad de otros usuarios, así como las reacciones a estas, como una parte fundamental de la interacción social (Dempsey et al., 2019). El usuario siente la necesidad de estar conectado y utilizar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y las Redes Sociales (RRSS) para seguir las publicaciones de sus amigos, familiares y conocidos en diferentes perfiles virtuales, como Facebook, Twitter e Instagram, y ver cómo les está yendo.
¿Cuáles son las características del síndrome FOMO? ¿Cómo afectan las redes sociales a la sociedad?
Las características del síndrome FOMO incluyen:
Una constante necesidad de estar conectado y actualizado en las redes sociales y la tecnología.
Una sensación de ansiedad o miedo a perderse algo importante que otros están experimentando.
Una tendencia a compararse con los demás y a sentirse inferior si no se está involucrado en las mismas actividades o eventos.
Dificultad para desconectar de la tecnología, incluso cuando no es necesario estar conectado.
Sentimientos de estrés y agotamiento emocional debido a la presión constante de estar al tanto de todo lo que sucede en las redes sociales y en la vida de los demás.
Tomar decisiones impulsivas para participar en eventos o actividades, incluso si no son importantes o necesarias.
Una sensación de vacío o insatisfacción, incluso después de participar en eventos o actividades.
No hay cifras precisas sobre la prevalencia del síndrome FOMO, pero se cree que es una experiencia común en la sociedad actual, especialmente entre los jóvenes y los usuarios frecuentes de las redes sociales. Algunos estudios sugieren que hasta el 70% de los adultos jóvenes experimentan FOMO en cierta medida. Además, el uso excesivo de las redes sociales y la dependencia de la tecnología pueden aumentar el riesgo de desarrollar este síndrome.
¿Abusamos de las redes sociales? ¿Existe un problema real de adicción al móvil en la sociedad?
En este sentido, Facebook llevó a cabo una encuesta entre más de 2.000 adultos en los Estados Unidos para indagar sobre su adicción al móvil. Los resultados mostraron que un poco más de la mitad (56%) experimentaba miedo a perderse eventos, noticias y actualizaciones importantes de estado. Según los datos recopilados por el estudio “¿Estamos hiperconectados?” de IKEA (2018), el 32% de los jóvenes entre 18 y 24 años de nuestro país admite tener dificultades para desconectar de las redes sociales durante las vacaciones, y desearían tener la capacidad de hacerlo para dedicar ese tiempo a otras actividades. Asimismo, los jóvenes menores de 25 años consultan la pantalla de su teléfono móvil cada 7 minutos y el 75% de ellos regresaría a casa para recuperar su dispositivo si lo olvidara.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el FOMO no es un trastorno clínico reconocido y no siempre es un problema grave, aunque puede afectar la calidad de vida de algunas personas.
El FOMO es un fenómeno complejo y multifacético que se ha intensificado con el auge de las redes sociales. Aunque estas plataformas ofrecen oportunidades significativas para conectar y compartir, también es esencial ser consciente de su impacto en nuestro bienestar emocional y psicológico.
Reconocer el FOMO y tomar medidas activas para combatirlo puede contribuir de manera significativa a mejorar nuestra salud mental y calidad de vida en la era digital.