Aunque el acumulado del año muestra un crecimiento del 40%, el sector advierte un freno en la dinámica de ventas externas tras el fin del régimen de retenciones.
El flujo de divisas provenientes del sector agroexportador volvió a mostrar una fuerte contracción en octubre. Según datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), las empresas del sector liquidaron U$S 1.117 millones, lo que representa una caída del 56% interanual y del 84% respecto de septiembre.
Pese a este retroceso mensual, el acumulado entre enero y octubre asciende a U$S 29.564 millones, un incremento del 40% en comparación con el mismo período de 2024.
El desempeño responde, principalmente, a la recuperación parcial de la cosecha y al impulso temporal que generó la suspensión de retenciones establecida por el Decreto 682/2025.
Retenciones y efecto arrastre
El mes de octubre estuvo condicionado por el agotamiento de las operaciones anticipadas concretadas en septiembre, cuando muchas empresas adelantaron liquidaciones para aprovechar el régimen de retenciones reducidas.
Según explicaron desde CIARA-CEC, el ingreso de divisas en octubre provino mayormente de embarques previos y del procesamiento de molienda destinado a exportación.
El esquema transitorio del Decreto 682/2025 permitió a las empresas exportar sin pagar derechos de exportación, generando un pico de liquidación en septiembre y una posterior retracción natural al finalizar el beneficio.
Las cámaras recordaron que la liquidación mensual está directamente vinculada con la compra de granos a productores, y que las operaciones suelen anticiparse entre 30 y 90 días respecto del embarque efectivo, dependiendo del tipo de producto.
Un complejo estratégico pero vulnerable
El complejo oleaginoso-cerealero, que incluye derivados como el biodiésel, concentró en 2024 el 45% del total de exportaciones argentinas, según datos del INDEC.
Los principales productos fueron la harina y el aceite de soja, seguidos por el maíz, que continúa consolidándose como el segundo rubro de mayor peso.
A pesar de su relevancia estructural, el sector mantiene un estancamiento productivo que depende en gran medida de las oscilaciones internacionales de precios y de la política local de retenciones.
A ello se suman factores externos como el clima, los conflictos sindicales, los cambios regulatorios o las exigencias sanitarias de los países compradores.
Perspectivas
Los analistas del sector consideran que la recuperación de los volúmenes exportables podría comenzar recién hacia el primer trimestre de 2026, cuando se consolide la nueva campaña agrícola y se definan las condiciones tributarias para el comercio exterior.
En ese sentido, sostienen que la clave será mantener la competitividad cambiaria y la previsibilidad normativa, dos factores esenciales para que el campo vuelva a traccionar el ingreso de divisas al país.
