De recesión a estancamiento.

De recesión a estancamiento.

La actividad económica en Rosario no consigue levantar cabeza.

La economía rosarina continúa atrapada en un ciclo de debilidad y estancamiento. Tras una caída del 5% durante 2024, el primer semestre de 2025 arrojó una nueva baja del 3,5%, según el último informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR.

El reporte, elaborado por un equipo técnico de la casa de estudios, señala que “los resultados no muestran un comportamiento auspicioso para la región”. La falta de dinamismo se extiende a casi todos los sectores productivos, con el comercio minorista, la construcción y los servicios entre los más afectados.

Un freno estructural

El documento detalla que Rosario y su área metropolitana atraviesan una situación compleja: la demanda interna sigue deprimida, los costos de financiamiento son elevados y las pymes locales enfrentan un escenario de incertidumbre fiscal y regulatoria.

“Estamos en una etapa donde la economía no logra encontrar motores de crecimiento sostenido. Los sectores que habían mostrado un leve repunte en el último trimestre de 2024, como el agroexportador y la industria alimentaria, volvieron a desacelerarse”, indica el informe.

Impacto del agro y el comercio exterior

El desempeño del sector agroindustrial, clave para la región, también refleja la falta de impulso. La baja en los precios internacionales de los granos y los menores volúmenes de exportación condicionan los ingresos del complejo portuario del Gran Rosario.

A esto se suma una caída del consumo interno y un escenario financiero incierto que limita nuevas inversiones. “El sistema productivo regional sigue dependiendo fuertemente del ciclo agrícola y de las condiciones externas. Sin políticas activas de crédito y promoción, la recuperación será lenta”, advierten los analistas.

Perspectivas para el segundo semestre

Para la segunda mitad de 2025, el Instituto prevé que la economía podría moverse del terreno recesivo al del estancamiento, sin señales claras de repunte. La estabilidad cambiaria y la moderación de la inflación no alcanzan para generar un rebote, ya que el consumo y la inversión permanecen débiles.

Desde el sector empresarial, las expectativas también son cautelosas. “Hay una sensación de agotamiento: las empresas se mantienen operativas, pero sin planes de expansión. Es un contexto de supervivencia más que de crecimiento”, reconocen desde el ámbito pyme.

Un desafío para la política económica

Los especialistas sostienen que revertir esta tendencia requerirá políticas regionales coordinadas, incentivos a la producción y medidas para fortalecer la competitividad. Sin una estrategia de desarrollo territorial, advierten, Rosario podría continuar en un “modo de estancamiento prolongado”.

Mientras tanto, la economía local sigue sin encontrar su piso y las expectativas se trasladan a 2026, cuando podría verse el impacto de una mejora en la cosecha y eventuales reformas estructurales.