Las primeras proyecciones de la Bolsa de Cereales para la campaña agrícola 2025/2026 anticipan un cambio en la composición de la superficie sembrada: la soja retrocederá, mientras que maíz, girasol y sorgo crecerán con fuerza.
Soja en retroceso
La superficie destinada a la oleaginosa se ubicaría en 17,6 millones de hectáreas, un 4,3% menos en la comparación interanual. Esto impactaría en la producción, que caería a 48,5 millones de toneladas, un 3,6% por debajo del ciclo previo.
Avance de otros cultivos
En contraste, el maíz y el girasol se perfilan como los grandes protagonistas:
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Maíz: la superficie aumentaría un 9,9%, alcanzando 7,8 millones de hectáreas, con una producción estimada de 58 millones de toneladas (+18,4%).
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Girasol: la expansión sería del 22,7%, llegando a 2,7 millones de hectáreas, con una producción de 5,8 millones de toneladas (+16%), ambas cifras récord.
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Sorgo: también sumará hectáreas, con un crecimiento del 10% hasta 0,9 millones de hectáreas.
Factores determinantes
La entidad explicó que estas estimaciones parten de un escenario climático neutral a mediano plazo, con muy buenas reservas hídricas al inicio de la campaña. Sin embargo, aclaró que los resultados dependerán de la evolución de las lluvias y las temperaturas en los períodos críticos de los cultivos.
Un aspecto clave será la mayor aplicación de tecnología en la producción, en especial en el maíz destinado a grano comercial, donde se espera un 8% más de inversión tecnológica. Esto incluye la elección de semillas de mayor calidad y un uso intensivo de fertilizantes.
Impacto económico
De cumplirse estas proyecciones, la producción total de granos alcanzaría un récord de 142,6 millones de toneladas (+8,9%). Esto implicaría:
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Exportaciones: crecimiento del 3,3%, con ingresos estimados en US$ 32.938 millones.
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Recaudación fiscal: aumento del 6,5%, hasta US$ 2.905 millones.
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Valor agregado del sector: expansión del 1,5%, llegando a US$ 43.237 millones.
El economista jefe de la Bolsa de Cereales, Ramiro Costa, destacó que estas proyecciones reflejan no solo un rebote productivo, sino también un cambio en las decisiones de los productores, que buscan mayor rentabilidad y estabilidad apostando a cultivos distintos a la soja.